09 diciembre 2007

GUARDAR LA COMPOSTURA

Me gustaría analizar este video que forma parte de una campaña de marketing de una firma de detergentes que incluye anuncios publicitarios y una pagina web. La campaña tiene el lema “Un mundo sin manchas... para limpiar manchas que no están en la ropa” Uno de los proyectos de esta campaña va destinado a sensibilizar sobre el reparto igualitario de las tareas domésticas y se titula “Ellos también pueden”

Dejando a un lado el carácter comercial de esta campaña y lo poco que le debe importar la justicia y la igualdad a esa marca de detergentes, a no ser como estrategia de venta. Creo que tiene un punto interesante de reflexión para los hombres.

A mi, la reacción de rechazo que conlleva este anuncio en algunos hombres motivado por la imagen “ridícula” que se presenta del hombre “igualitario”, me sugiere una reflexión sobre el afán de los hombres por “mantener la compostura” y una imagen respetable.

El anuncio me ha hecho pensar mucho sobre los hombres y el miedo al ridículo o a perder la respetabilidad. Me he acordado de cuando era un niño y salía los domingos con mi familia a dar un paseo, algunas veces nos sentábamos en un bar a tomar algo, recuerdo las miradas de desaprobación de mi padre cuando algunas de mis hermanas o yo armábamos más jaleo de lo que a él le parecía permisible.

Después en la adolescencia el hecho de pasarlo bien con los amigos siempre estaba ligado a armar algún tipo de bronca, hacer el cafre. Pasarlo bien en grupo o bromear en grupo era parecido a un documental en que los machos jóvenes de la manada entablan combates para competir entre ellos, lucirse ante las hembras o determinar quién es el macho dominante. Siempre más dispuestos a disimular haciendo el bruto antes de quedar en evidencia por algo (ante una broma, un fracaso, etc.)

Quiero reivindicar la necesidad de ser capaces de reírnos de nosotros mismos, de utilizar el humor como motor de cambio, de abandonar una postura defensiva, de renunciar a ese formalismo que debemos mantener. Reírnos de nuestra imagen social es un buen ejercicio para abandonar la posición en que a veces nos atrincheramos, cuando alguien descubre nuestros micromachismos diarios. Visualizar la imagen ridícula que a veces mantenemos, es una de las estrategias que utilizamos en los grupos de hombres para ir desprendiéndolos de la coraza que conlleva la masculinidad tradicional.

Prefiero ser un hombre que vive sus incapacidades con humor que invita al cambio, que un hombre de mandíbula encajada aferrado a su formalidad y a su respetabilidad.

Vamos a reírnos de la imagen grotesca que nos devuelve el espejo del machismo cuando queremos romper con la formalidad...

A la hora de romper con el machismo, prefiero hacerlo desde la irreverencia de reírme de mi caricatura, que desde el pedestal de héroe igualitario. Hagamos de la ruptura con la masculinidad tradicional no un acto heroico, sino un acto irónico

2 comentarios:

Gaizka dijo...

Me encanta tu reflexión sobre la imagen del hombre y el miedo al rídiculo.
A mi me parece que tenemos que aprender a reírnos de nosotros mismos y no creer que somos perfectos en todo... hasta en el camino hacia la igualdad.
Gracias por tu artículo

Reportera de interiores dijo...

Muy interesante reflexión sobre la compostura. Me alegra mucho que haya hombres como vosotros que la pierden para evolucionar. Un abrazo. ana.