18 abril 2007

Aquí tenemos al Campeón

Si hace unos días proponía el compañero Dani proponía el premio Soberano al Machista de toda la vida...YA se ha autoproclamado se trata del Popular José Gerez y su particular visión de las cuotas de igualdad que luego despues justifica diciendo que tiene tres hijas...pobrecillo ahora es victima política. Mirad la noticia y siquereis pasadla a otros hombres para que hagan sus comentarios. Para colmo el PP aprovecha para arremeter con las cuotas...


VOY A SER PADRE. NO QUIERO PERDERMELO




El pasado dia 11 de Abril, el grupo de Hombres Igualitarios "Hombrecitos de Madera" colaboró en la realización de un taller con las profesionales del centro de salud de Puerto Real y la delegación de la mujer del mismo municipio.

Rosa (matrona) y Pilar(técnica del ayuntamiento de Puerto Real) tuvieron la excelente idea de proponer que en las clases de prepararción al parto participaran más los hombres (futuros padres) y que se implicarán desde el principio en la crianza de sus hijos e hijas. Nos comentaron la idea de participar en el taller VOY A SER PADRE. NO QUIERO PERDERMELO,nos pareció una buena oportunidad al igual que una bonita experiencia. Los interesados en este tema son Antonio, Jose Ramón y Chami. Por causas de conciliación de las vidas familiares de Antonio y José Ramón, el taller fue impartido por Chami.

La sesión tuvo una duración de hora y media, asistierón 16 padres (todo un record). Además de esta sesión, existen dos sesiones más que serán impartidas por un osteopata, que tratará el tema de Masajes y Caricias, y la siguiente sesión la llevará a cabo un médico que hablará sobre el desarrollo del niño, cambio de pañales, baño del bebé......

La sesión estuvo interesante, los hombres asistentes estuvieron atentos y participativos. Entre ellos habia hombres que ya eran padres, por lo que pudieron compartir alguna de sus experiencias con los demás del grupo. Trabajamos como idea fuerza la responsbailidad de ser un padre presente, compartiendo la crianza con tu pareja (aclaramos que se habló desde un punto de vista heterosexual).

La opción de una paternidad responsable y presente es muy beneficioso para tu hijo e hija, al igual que para tu pareja y para ti, y que esa opción también exige renunciar a ciertos temas: renunciar a más tiempo libre, a aspiraciones profesionales,..... Se intenta dar un punto de vista positivo a la historia pero mencionando cuales son los cambios importantes que surjen.

Sabemos que en la sociedad del patriarcado en la que vivimos, los hombres tenemos unos privilegios que las mujeres no poseen. La actitud responsable e igualitaria esta ahi, en la renuncia a los privilegios que por el mero hecho de ser hombre tenemos.

En la presentación power point se plantean tres bloques:

- Primer bloque donde hablamos del modelo de paternidad tradicional y cuales son sus consecuencias.
_ Segundo bloque donde se plantea un nuevo modelo de paternidad, basado en la responsabilidad e igualdad.
_ Tercer bloque donde apuntamos los beneficios de este nuevo modelo de paternidad.

Actualmente utilizamos mucho lo políticamente correcto, es decir, muchos hombres que dicen que son igualitarios por el mero hecho de encargarse de dos o tres cosas del cuidado de su bebé, y la carga en la crianza de su hijo e hija es su pareja la que la soporta.

Desde mi punto de vista existen varios factores, teorías, creencias que pueden, que mantienen en cierta forma que la crianza se entienda como algo innato en la mujer. Apunto algunas de ellas:

* Ser padre no es única y exclusivamente de la mujer por el hecho de dar a luz. el hombre también tiene su papel. Ser un hombre no es solo el que trae el dinero a casa.

* ¿Es el amor maternal un institnto innato que proviene de una "naturaleza femenina", o se debe a un comportamiento social e histórico que varía según épocas y costumbres? ¿Hay que considerar "anormales" a aquellas madres que ignoran este "instinto"?

* La teoría de la importancia en los primeros años de vida de la relación madre e hija/o. ¿Cual es el papel del padre en esta historia?. Pienso que igual que el de la madre. No podemos hablar de madre o padre sino de figura cuidadora del bebé. Se podría hablar mucho de la teoría del apego de Bowlby, pero eso en otro capitulo.

* Dichos que dicen, "como se quiere a una madre no se quiere a nadie". Depende de la madre, de la relación que se haya mantenido con su padre, del trato recibido por padre y madre, y ¿si hablamos de padres solteros?, ¿de parejas homosexuales que adoptan?,....

* La lactancia materna como obligación. No discuto en ningún momento de la importancia y lo fundamental de la lactancia materna, pero existen muchos avances en la alimentación de los bebés que permiten, por la circunstancia que fuera, otro tipo de alimentación diferente a la leche materna. Esta obligación en cierta forma hace que la mujer este presionada a adoptar una posición que puede ser que no le beneficie para nada, pues por su situación laboral, por su situación emocional, por otras circunstancias que pueden aparecer.No se debe señalar a la mujer que no opta por la lactancia materna.

La experiencia me ha parecido muy interesante porque permite participar a los padres desde antes del nacimiento y todas esas inseguridades, dudas y miedos que se nos presenta durante el embarazo tienen respuestas. Estas respuestas se consiguen compartiendo las experiencias con hombres que han sido padres.

Besos de Madera.CHAMI.

17 abril 2007

Qué paso con...?



Con mi login personalizado (no te mosquees Antonio inauguro esta sección que pretende mirar al pasado de lo que ha sido nuestra ya extensa historia. Mirando en mi profundo disco duro rescato imagenes de auquella interminable Asamblea en la que decidimos nuestro nombre y otras imágenes que será bueno desempolvar.




Muchas cosas han cambiado...La lampara ahora mismo está rota. Joselito tiene cuatro años ( en esa foto tenía 4 meses) Yo tengo ahora 32 kilos menos, Antonio 32 centimetros menos de pelo, Chami se ha mudado justo abajo y Dani dejo de amar a los teletubbies...la aficion por la priomanía de Juanlu sigue intacta.

Esta otra imagen la conservo con cariño..nuestro antiguo compañero de grupo y siempre amigo Juande propuso algo semejante a lo que ha venido a ser este blog. Hacer una carpeta de recortes e ir viendo docuemntos y referncias a la masculinidad. Este primero es brutal un tal Heliodoro Gronzón que despreciaba la fotografía porque era cosa de maricones...(Si viera el concurso que organiza Saud y Genero se echaría las manos a la cabeza...Seguiremos con el baul de los recuerdos...BUENAS NOCHES MADERITOS

16 abril 2007

Para hombrecitos sensibles



Aprovechamos para vindicar este precioso artículo del compañero Juan Trigo. Es uno de sus artículos en los que vida íntima y estudio sobre la masculinidad tradicional se compaginan. Pasen, conmuevánse, y disfruten. Besos de madera, Dani.

La sensibilidad masculina, por Juan Trigo

“If you prick us, do we not bleed?If you tickle us, do we not laugh?If you poison us, do we not die?”William Shakespeare. The Merchant of Venice (Acto III, Escena I)


A MODO DE PRÓLOGO


Cuando en el 2002 se me encomendó en el curso de género organizado por el CUES (Centro Universitario de Estudios Sociales de Jerez) hablar sobre la sensibilidad masculina recuerdo que, comentando sobre el tema con una compañera, me hizo la siguiente pregunta: “Ah, ¿es que tenéis sensibilidad?”. Ante tal comentario, yo, que no suelo ser ágil en respuestas rápidas, después de una breve pausa, le contesté: “¿Es que no la percibís?”. Aquí estaba claro, o al menos así lo sentí en aquel momento, que hombres y mujeres hablábamos distintos idiomas.
En este artículo quiero analizar, si es que se puede, la naturaleza de la sensibilidad masculina, aunque algunas personas crean que eso no existe.

¿QUÉ PODEMOS ENTENDER POR SENSIBILIDAD MASCULINA?


Durante mi época escolar, me refiero a la reglada, pues considero que uno no deja de aprender durante su vida, cuando no sabía una palabra le preguntaba a mi padre el significado de la misma – era indudablemente un método rápido y cómodo. Él, a su vez, con gesto rotundo pero con delicadeza, me señalaba con el dedo al mueble del salón donde había una serie de libros, para mí por aquel entonces libracos, y me decía: “Ve a la fuente. Si quieres saber algo ve a la fuente”. La fuente eran unos tomos de la Enciclopedia Abreviada de Espasa Calpe, lugar de acopio de algunos de mis conocimientos de niñez y adolescencia. Pues bien, a la fuente he acudido yo para intentar definir el término sensibilidad, si bien la primera fuente por mí utilizada es el Diccionario de la Real Academia Española, en su versión electrónica – los tiempos cambian amigo Sancho. Al teclear el término sensibilidad aparecen cinco acepciones, de las que me voy a quedar con las tres primeras:
1.- Facultad de sentir, propia de los seres animados
2.- Propensión natural del hombre a dejarse llevar de los afectos de la compasión, humanidad y ternura
3.- Cualidades de las cosas sensibles
Quizás el diccionario no nos descubre nada nuevo, ni yo tampoco con estas humildes reflexiones: El hombre, como ser animado que es, posee la facultad de sentir. “Pues vaya descubrimiento que ha hecho éste”, pensarán algunos. “Y para ésto un artículo”. A estos le contestaría con un dicho interesante y al uso del poeta británico Alexander Pope: “Cuántos debates interesantes surgen de cosas triviales”.


MODELOS DE SENSIBILIDAD MASCULINA


Habiendo definido o aclarado, al menos a mi manera, una definición de sensibilidad masculina, queda la no fácil tarea de establecer en algún momento de nuestra vida qué ejemplos, qué modelos hemos tenido de dicha sensibilidad en nuestro entorno más cercano que nos hayan influido, o al menos llamado la atención, a la hora de forjar nuestro crecimiento personal. Y digo que no es fácil porque puede que muchos no hayan percibido esa sensibilidad de sus progenitores masculinos o lo que han vivido es un modelo autoritario y represor de los mismos. Cuando me puse a pensar en mi caso, siempre hay que mirarse para dentro antes de analizar lo demás, me acordé de una imagen que se repitió mucho durante la infancia. Por lo general el modelo más cercano es el del padre y de él me acuerdo de lo siguiente:
A mi padre no le gusta conducir, nunca le ha gustado. No tenía la pasión de los coches que tenían sus amigos y, por supuesto, no corría tanto como ellos. Todos los niños, era un grupo de cuatro o cinco matrimonios con varios hijos cada uno de edades similares, cuando íbamos juntos al campo todos los domingos, querían montarse en los coches de los demás menos en el de mi padre. Yo tenía que montarme con él y eso entonces me fastidiaba porque los coches de los demás eran mejores y corrían más: cosas de niño. Pero había un detalle que recuerdo me llamaba poderosísimamente la atención: Cuando por la carretera habían unos pajarillos él automáticamente reducía la velocidad, a veces hasta casi se paraba, y de una forma muy suave tocaba el claxon para que los pequeños alados abandonasen la calzada y así no atropellarlos. Incluso me acuerdo que cuando tocaba el claxon lo hacía con mucha suavidad, como si no quisiera tampoco asustarlos.
No sé si estarán de acuerdo conmigo, pero ese gesto me parece a mí de extrema sensibilidad, puesto que aparte de la belleza del mismo, o al menos de la belleza que a mí me parece, cuando hablamos de sensibilidad no sólo hay que referirse al hecho de llorar, que también es acto de sensibilidad, cuánto menos de humanidad, sino a actos que denotan el interior más íntimo del hombre.
Quisiera aprovechar este momento para que todos hagamos un hueco en nuestras agitadas agendas y tomemos aunque sea algunos minutos para reflexionar sobre esos rasgos o detalles de esos modelos masculinos que hemos tenido y que nos han podido servir para moldear nuestra personalidad y/o, al menos, han tenido cierta relevancia en nuestra vida. Y quisiera ir más allá, reflexionar si somos modelos de pauta a seguir para otras personas de nuestro entorno (hijos, hermanos, amigos, vecinos, compañeros, pareja, etc.) y no repetir modelos, ya sea de forma consciente o inconsciente, antiguos y represivos. Aunque bien es sabido que una cosa es el ejemplo que estamos dando y otro es la percepción y posterior imitación que de esas pautas otras personas vayan adquiriendo. Pero eso es un mundo aparte.
Hay que tener en cuenta que hay varias formas por la que un padre puede enseñar a su hijo lo que significa ser un hombre. Éstas pueden ser tan diversas como por inspiración, por castigo, con el ejemplo o por accidente. Pero una siguiente reflexión a colación de ésto es saber si dentro de esa enseñanza nos han enseñado a ser sensibles.
A diferencia del amor de madre, que es todo entrega y amor, el del padre, a menudo, es exigente, estricto y condicional. Como el respeto, el amor del padre debe ganarse. Algunos padres creen que vivir en el aire frío de la indiferencia lo hará emocionalmente seguro de sí mismo.

¿SE NOS HA ENSEÑADO A SER SENSIBLES?


¿Se nos ha enseñado a ser sensibles?. En el caso que nos hayan enseñado, ¿hemos aprendido la lección?, si hemos aprendido la lección, ¿qué pasa que no lo vamos por ahí demostrando?, o, ¿acaso se “aprende” a ser sensible o es algo que se “siente”?. Éstas son algunas de las preguntas que nos hacemos con mucha frecuencia que, si yo supiese contestarlas con claridad, habría escrito un libro sobre ellas que seguro mucha gente, tanto mujeres, para entender mejor a los hombres, como hombres, para entenderse mejor a sí mismos, compraría, pero no es el caso ni así lo pretendo. Bueno, bromas aparte, no olvidemos que el sentido del humor debe regir nuestras vidas, pasaré a reflexionar sobre el tema.
Si en el capítulo anterior he señalado varías de las vías por las que un padre enseña a su hijo a saber lo que significa ser un hombre en este quisiera que reparáremos en las siguientes frases:
“Los niños no lloran”
“¡Qué machote! Te has caído y no lloras”
“Se ha portado como un machote. Ha ido a vacunarse y no ha llorado”
“Anda niño, vete a jugar con la pelota
“Los machotes no juegan con muñecas”
“Los Reyes Magos me han traído una escopeta”
“Va a ir a la “mili” a hacerse un hombre” (vigente hasta hace bien poco)

Seguro que les suena. Bueno, si no así iguales al menos muy parecidas e incluso otras que se me han quedado en el tintero. Desde la mas tierna infancia a los niños se nos “enseña” a reprimir sentimientos creo que inherentes al ser humano, y no, como se nos ha hecho creer, pertenecientes al género femenino. ¿Por qué cuando se cae un niño lo primero que se hace es, aparte de cogerlo, hacer lo posible para que no llore?, ¿es acaso para que no forme escándalo esté donde esté?, ¿acaso no puede el niño expresar su dolor con un llanto y sacar así para afuera todo lo que siente?, ¿acaso duele menos si no lloramos?; ¿por qué un niño no puede llorar, o se le trata de convencer para que no lo haga, cuando siente miedo ante una situación desconocida o ante algo que intuya puede producirle dolor?, ¿es que lo que tenemos colgando entre las piernas es una glándula que emana una serie de elementos químicos que ahuyentan el miedo?; ¿por qué al niño desde su infancia se le empieza a educar en la agresividad y la violencia por medio de juguetes bélicos y dibujos animados violentos?, ¿acaso tiene que salir de la aldea para ir a cazar el sustento diario?; no sabía que en la “mili” y en otras situaciones se “hace” uno un hombre, ¿y los que no hemos ido y no van a ir?, ¿acaso no nace uno hombre, independientemente de las razones anteriores y posteriores que puedan converger?.
Siempre se han asociado las lágrimas, como modo de expresión y descarga emocional, a las mujeres. Las mujeres, por norma general, lloran más que los hombres y en esto existe una transmisión cultural en la que parece que los hombres recibimos una “prohibición” de llorar mientras que las mujeres “tienen permiso” para ellos. Lo de “los niños/hombres no lloran” hace que los hombres reprimamos-hagamos reprimir esta manifestación porque simplemente ataca nuestra identidad. Dicha transmisión se une a las características psicológicas del proceso de maduración infantil. No representa lo mismo para un niño de tres o cuatro años ver llorar a su madre que a su padre. Mientras que el llanto de la madre les puede producir tristeza, el del padre les puede producir terror: “Es miedo al desamparo, porque en esta época el niño se separa de la madre apoyándose en un padre que él ha construido en su cabeza y que siempre es fuerte. El hijo acepta las debilidades del padre cuando ha crecido, pero no cuando es pequeño” (Menéndez, 2003).
Los hombres, como seres animados que somos, tal como dije en el capítulo ¿qué podemos entender por sensibilidad masculina?, tenemos capacidad de sentir. Como tal capacidad sufrimos el dolor, gozamos la alegría, vertimos lágrimas, necesitamos amor, necesitamos caricias, sentimos celos, sentimos rabia, sentimos miedo, etc. Podríamos decir que las necesidades intrínsecas son las mismas que las mujeres.
Tradicionalmente la mujer desarrollaba su yo interior porque el exterior les estaba vedado y el hombre a la inversa. La debilidad, la confusión, el temor, la vulnerabilidad, la ternura, la comprensión, la compasión y la sensualidad son solamente permitidos a niñas y a mujeres. Un chico que exhiba tales rasgos está expuesto a que sus compañeros se burlen de él y a ser llamado niña o afeminado, ¿qué podría ser más devastador?.

¿POR QUÉ NO EXPRESAMOS LO QUE SENTIMOS?


Recuerdo una canción que decía “Words don´t come easy to me...” (las palabras no me salen fácilmente). Y muchos se preguntarán por qué (otra pregunta del millón).
Terminamos el capítulo anterior diciendo que las necesidades intrínsecas son las mismas que las mujeres, pero, siempre hay un pero, hay distintas maneras de expresar necesidades emocionales. Muchos hombres todavía se basan en los pilares de la masculinidad: fuerza, invulnerabilidad y competencia. Muchos hombres continúan creyendo que tienen que probarse todos los días. Se sienten amenazados, confusos y avasallados por las demandas femeninas de honestidad y apertura o de cualquier clase de intercambio emocional. Y es que tenemos miedo. Estamos tan inmersos en roles masculinos tradicionales que no hemos potenciado nuestro “yo” interior, y quisiera ir más allá, tenemos miedo a potenciar nuestro “yo” interior no vaya a ser que descubramos algo que no nos guste, algo que no nos haga aceptarnos como somos, de no podernos desarrollar como personas. En el fondo muchos prefieren vivir en su cápsula e ignorar lo que hay a su alrededor. Nada más triste que perderse las experiencias y sensaciones que nuestro alrededor permite. Los hombres enfrentamos hoy requerimientos de intimidad como nunca anteriormente. Parte del hecho de tener intimidad consiste en disfrutar de la compañía del otro, no porque tengan negocios o un objetivo a lograr, sino para disfrutar de un tranquilo intercambio de observaciones, ideas y emociones. Por ejemplo quisiera poner que es inusual que un hombre quede en casa de otro hombre. Los hombres necesitamos la amistad de otros hombres pero a veces no sabemos encontrar lo que necesitamos de los otros. Es el temor a la homosexualidad lo que puede inhibir esa intimidad entre hombres de la que estamos tan necesitada. Sin embargo esa inhibición de la intimidad entre un hombre y una mujer viene dada por un temor al compromiso y a perder la independencia. Se convierte el hombre en algo que no quiere ser, se moldea a sí mismo en algo que él no es y se ve inmerso en la tiranía del debe: Siente lo que debe sentir Desea lo que debe desear Gusta lo que debe gustar . Y es que son tiempos difíciles para ser hombre.

A MODO DE EPÍLOGO

Quien me iba a mí a decir que aquel niño sensible y aparentemente endeble con el que muchos se metían en el colegio y en el instituto, al que no le gustaba, y sigue sin gustarle, el fútbol y que además leía, y a veces tímidamente escribía, poesía, que no seguía los cánones de una sociedad machista e intransigente iba a enamorar a su pareja con un poema de Guillermo Carnero y una canción interpretada por María Callas, bueno, eso fue sólo un primer paso. Me gusta ser sensible, y a ella que lo sea.

Sopa de hombrecitos



El pasado Jueves teníamos reunión de grupo de hombrecitos de madera. El compañero Paco Abril del grupo de hombres igualitarios de Barcelona " Sopa de hombres" venía ese mismo día desde Barcelona, y acordamos vernos para compartir un ratito juntos.
En este tiempo de plataformas, reuniones, y grandes eventos, me quedo con ese estupendo rato que pasamos en el Mejicano compartiendo " tacos " ( de comida, qué masculino eso del "taco" como muestra de supuesta masculinidad), reflexiones, puntos de encuentro entre hombrecitos que van en búsqueda de una sopa de hombrecitos donde sentirnos calentitos, disfrutando del placer de saborear un modo amable, humilde, y cercano de relacionarnos entre los hombres, y con las mujeres. Incluso acordamos nombrar este espacio como "oficialmente" "Plataforma JerezanaBarcelonesa de Hombres igualitarios", ja ja jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaá. Que hay que reírse un poco, en momentos donde podemos olvidar lemas tan hermosos como " Lo pequeño es hermoso".

Estuvimos Antonio, Chami, Juan Trigo, Dani, y Paco Abril de "Sopa de hombres" . Por parte de hombrecitos el precioso compañero Juanlu no pudo asistir y el compañero José Ramón estaba cuidando igualitariamente a sus hijos/as.

De hecho, medio en broma, medio en serio, ya está planteada la posibilidad de encontrarnos con los compis de Barcelona bien en Barna ó bien acá.

Habrá que refrendar esa " Plataforma ". Besos de madera, hombrecitos, y en especial, un cariñoso saludo para Paco, y para esa " Sopa de hombres " barcelonesa.

11 abril 2007

Hombre al borde de un ataque de nervios



Estimados amigos y hermanos: Al meterme en el blog contemploq ue tiene gran vida y desarrollo y yo que lo he creado tecnicamente lo tenia abandonado...El motivo es que llevo unas semanas al borde del ataque de nervios. Ines se ha incorporado definitivamente al trabajo, Manuel se ha pegado una semana en el Hospital de Jaen y yo yendo y viniendo al Hospital desde Granada con los otros tres a mi cargo. El pobre con una variclela, una alergia a la leche y una dermatitis atopica de miedo...parecia un salchicon mi niño. Pues eso que el mogollón se nos ha venido encima y ya no me queda tiempo para pestañear. Para mí la palabra igualdad ahora mismo sería poder dormir igual que cualquier otro ser humano osea mas de cuatro o cinco horas seguidas...poder ver la tele en mi sofa y mi colacao un sabadito por la tarde y cosas asi de banales pero bueno estoy para pocos comentarios tras unos días chungillos. Firmado JR.

10 abril 2007

de hombrecitos y retretes



Hombrecitos, ahí va este interesante artículo de Beatriz Preciado, ilustrada por la fountain de Marcel Duchamp, 1917.

Dulces Besos de madera, Dani.
BASURA Y GÉNERO. MEAR/CAGAR. MASCULINO/FEMENINO
Por Beatriz Preciado

Más acá de las fronteras nacionales, miles de fronteras de género, difusas y
tentaculares, segmentan cada metro cuadrado del espacio que nos rodea. Allí donde la arquitectura parece simplemente ponerse al servicio de las necesidades naturales más básicas (dormir, comer, cagar, mear..) sus puertas y ventanas, sus muros y aberturas, regulando el acceso y la mirada, operan silenciosamente como la más discreta y efectiva de las "tecnologías de género."(1)

Así, por ejemplo, los retretes públicos, instituciones burguesas generalizadas en las ciudades europeas a partir del siglo XIX, pensados primero como espacios de gestión de la basura corporal en los espacios urbanos (2) , van a convertirse progresivamente en cabinas de vigilancia del género. No es casual que la nueva disciplina fecal impuesta por la naciente burguesía a finales del
siglo XIX sea contemporánea del establecimiento de nuevos códigos conyugales y domésticos que exigen la redefinición espacial de los géneros y que serán cómplices de la normalización de la heterosexualidad y la patologización de la homosexualidad. En el siglo XX, los retretes se vuelven auténticas células públicas de inspección en las que se evalúa la adecuación de cada cuerpo con los códigos vigentes de la masculinidad y la feminidad. En la puerta de cada retrete, como único signo, una interpelación de género: masculino o femenino, damas o caballeros, sombrero o pamela, bigote o florecilla, como si hubiera que entrar al baño a rehacerse el género
más que ha deshacerse de la orina y de la mierda. No se nos pregunta si vamos a cagar o a mear, si tenemos o no diarrea, nadie se interesa ni por el color ni por la talla de la mierda. Lo único que importa es el GÉNERO.
Tomemos, por ejemplo, los baños del aeropuerto George Pompidou de Paris, sumidero de desechos orgánicos internacionales en medio de un circuito de flujos de globalización del capital. Entremos en los baños de señoras. Una ley no escrita autoriza a las visitantes casuales del retrete a inspeccionar el género de cada nuevo cuerpo que decide cruzar el umbral. Una pequeña multitud de mujeres femeninas, que a menudo comparten uno o varios espejos y lavamanos, actúan como inspectoras anónimas del género femenino controlando el acceso de los nuevos visitantes a varios compartimentos privados en cada uno de los cuales se esconde, entre decoro e inmundicia, un inodoro. Aquí, el control público de la feminidad heterosexual se ejerce primero mediante la mirada, y sólo en caso de duda mediante la palabra. Cualquier ambigüedad de género (pelo excesivamente corto, falta maquillaje, una pelusilla que sombrea en forma de bigote, paso demasiado afirmativo…) exigirá un interrogatorio del usuario potencial que se verá obligado a justificar la coherencia de su elección de retrete: "Eh, usted. Se ha equivocado de baño, los de caballeros están a la derecha." Un cúmulo de signos del género del otro baño exigirá
irremediablemente el abandono del espacio mono-género so pena de sanción verbal o física. En último término, siempre es posible alertar a la autoridad pública (a menudo una representación masculina del gobierno estatal) para desalojar el cuerpo tránsfugo (poco importa que se trate de un hombre o de una mujer masculina). Si, superando este examen del género, logramos acceder a una de las cabinas, nos encontraremos entonces en una habitación de 1x1,50 m2 que intenta
reproducir en miniatura la privacidad de un váter doméstico. La feminidad se produce precisamente por la sustracción de toda función fisiológica de la mirada pública. Sin embargo, la cabina proporciona una privacidad únicamente visual. Es así como la domesticidad extiende sus tentáculos y penetra el espacio público. Como hace notar Judith Halberstam "el baño es una representación, o una parodia, del orden doméstico fuera de la casa, en el mundo exterior" (3).
Cada cuerpo encerrado en una cápsula evacuatoria de paredes opacas que lo protegen de mostrar su cuerpo en desnudez, de exponer a la vista pública la forma y el color de sus deyecciones, comparte sin embargo el sonido de los chorros de lluvia dorada y el olor de las mierdas que se deslizan en los sanitarios contiguos. Libre. Ocupado. Una vez cerrada la puerta, un inodoro blanco de entre 40 y 50 centímetros de alto, como si se tratara de un taburete de
cerámica perforado que conecta nuestro cuerpo defecante a una invisible cloaca universal (en la que se mezclan los desechos de señoras y caballeros), nos invita a sentarnos tanto para cagar como para mear. El váter femenino reúne así dos funciones diferenciadas tanto por su consistencia (sólido/líquido), como por su punto anatómico de evacuación (conducto urinario/ano), bajo una misma postura y un mismo gesto: femenino=sentado. Al salir de la cabina reservada a la excreción, el espejo, reverberación del ojo público, invita al retoque de la imagen femenina bajo la mirada reguladora de otras mujeres. Crucemos el pasillo y vayamos ahora al baño de caballeros. Clavados a la pared, a una altura de entre 80 y 90 centímetros del suelo, uno o varios urinarios se agrupan en un espacio, a menudo destinado igualmente a los lavabos, accesible a la mirada pública. Dentro de este espacio, una pieza cerrada, separada categóricamente de la mirada pública por una puerta con cerrojo, da acceso a un inodoro semejante al que amuebla los baños de señoras. A partir de principios del siglo XX, la única ley arquitectónica común a toda construcción de baños de caballeros es esta separación de funciones: mear-de pie-urinario/cagar-sentado-inodoro. Dicho de otro modo, la producción eficaz de la masculinidad heterosexual depende de la separación imperativa de genitalidad y analidad. Podríamos pensar que la arquitectura construye barreras cuasi naturales respondiendo a una diferencia esencial de funciones entre hombres y mujeres. En realidad, la arquitectura funciona como una verdadera prótesis de género que produce y fija las diferencias entre tales funciones biológicas. El urinario, como una protuberancia arquitectónica que crece desde la pared y se ajusta al cuerpo, actúa como una prótesis de la masculinidad facilitando la postura vertical para mear sin recibir salpicaduras. Mear de pie públicamente es una de las performances constitutivas de la masculinidad heterosexual moderna. De este modo, el discreto urinario no es tanto un instrumento de higiene como una tecnología de género que participa a la
producción de la masculinidad en el espacio público. Por ello, los urinarios no están enclaustrados en cabinas opacas, sino en espacios abiertos a la mirada colectiva, puesto que mear-de-pie-entre-tíos es una actividad cultural que genera vínculos de sociabilidad compartidos por todos aquellos, que al hacerlo públicamente, son reconocidos como hombres. Dos lógicas opuestas dominan los baños de señoras y caballeros. Mientras el baño de señoras es la reproducción de un espacio doméstico en medio del espacio público, los baños de caballeros son un pliegue del espacio público en el que se intensifican las leyes de visibilidad y posición erecta que tradicionalmente definían el espacio público como espacio de masculinidad. Mientras el baño de señoras opera como un mini-panópticon en el que las mujeres vigilan colectivamente su grado de feminidad heterosexual en el que todo avance sexual resulta una agresión masculina, el baño de caballeros aparece como un terreno propicio para la experimentación sexual. En nuestro paisaje urbano, el baño de caballeros, resto cuasi-arqueológico de una época de masculinismo mítico en el que el espacio público era privilegio de los hombres, resulta ser, junto con los clubes automovilísticos, deportivos o de caza, y ciertos burdeles, uno de los reductos públicos en el que los hombres pueden librarse a juegos de complicidad sexual bajo la apariencia de rituales de
masculinidad.
Pero precisamente porque los baños son escenarios normativos de producción de la masculinidad, pueden funcionar también como un teatro de ansiedad heterosexual. En este contexto, la división espacial de funciones genitales y anales protege contra una posible tentación homosexual, o más bien la condena al ámbito de la privacidad. A diferencia del urinario, en los baños de caballeros, el inodoro, símbolo de feminidad abjecta/sentada, preserva los momentos de defecación de sólidos (momentos de apertura anal) de la mirada pública. Como sugiere Lee Edelman (4), el ano masculino, orificio potencialmente abierto a la penetración, debe abrirse solamente en espacios cerrados y protegidos de la mirada de otros hombres, porque de otro modo podría suscitar una invitación homosexual. No vamos a los baños a evacuar sino a hacer nuestras necesidades de género. No vamos a mear sino a reafirmar los códigos de la masculinidad y la feminidad en el espacio público. Por eso, escapar al régimen de género de los baños públicos es desafiar la segregación sexual que la moderna arquitectura urinaria nos impone desde hace al menos dos siglos,: público/privado, visible/invisible, decente/obsceno, hombre/mujer, pene/vagina, de-pie/sentado, ocupado/libre… Una arquitectura que fabrica los géneros mientras, bajo pretexto de higiene pública, dice ocuparse simplemente de la gestión de nuestras basuras orgánicas. BASURA>GÉNERO. Infalible economía productiva que transforma la basura en género. No nos engañemos: en la máquina capital-heterosexual no se desperdicia nada. Al contrario, cada momento de expulsión de un desecho orgánico sirve como ocasión para reproducir el género. Las inofensivas máquinas que comen nuestra mierda son en realidad normativas prótesis de género.

(1). Utilizo aquí la expresión de Teresa De Lauretis para
definir el conjunto de instituciones y técnicas, desde el cine
hasta el derecho pasando por los baños públicos, que
producen la verdad de la masculinidad y la feminidad.
Ver: Teresa De Lauretis, Technologies of Gender,
Bloomington, Indiana University Press, 1989.

(2).Ver: Dominique Laporte, Histoire de la Merde,
Christian Bourgois Éditeur, Paris, 1978; y Alain Corbin, Le
Miasme et la Jonquille, Flammarion, Paris, 1982.

(3). Judith Halberstam, "Techno-homo: on bathrooms,
butches, and sex with furniture," in Jenifer Terry and
Melodie Calvert Eds., Processed Lives. Gender and
Technology in the Everyday Life, Routledge, London and
New York, 1997, p.185.

(4). Ver: Lee Edelman, "Men's Room" en Joel Sanders, Ed.
Stud. Architectures of Masculinity, New York, Princeton
Architectural Press, 1996, pp.152-161.